lunes, 14 de septiembre de 2015

QUE LA FUERZA DE LA MELANCOLIA SEA PODER DE CAMBIO



Melancolía, ese agujero negro que a veces nos absorbe, como la miel que nos envuelve con su dulce sabor. Sin saber si es pensamiento del sentir o sentimiento del pensar. Aquel momento que marcó esa canción, ese atardecer, ese olor o ese roce del viento que nos llevó a anclar una sensación que parece que siempre estará ahí, que no se irá, aunque en realidad no sea así o pueda no serlo. Una sensación que cuando aparece lo hace con una fuerza imparable que nos arrastra hacia esa zona que delibera definirse entre dolor y placer, que quiere acogernos con la dulzura de una espina que roza nuestra piel antes de clavarse. Clavarse de nuevo. Porque aún sintiendo esa dulce sensación antes de pasar por la puerta de esa emoción, ya sabemos lo que hay al otro lado. ¿Queremos traspasar esa puerta?, ¿queremos volver a sentir aquello?. Sintamos de nuevo lo que realmente hay al otro lado entes de cruzar la puerta. Y si la cruzamos que sea para entender y para resolver, no para revivir. 
Que la puerta de la melancolía que nos llama, nos lleve a la fortaleza de lo que nos enseñó aquello que vivimos. Y que digamos: Vivido, sentido y aprendido.

¿Siguiente lección?, la Vida.

F.J.B.

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